En la Siena del siglo XIV hay un hospital de San Lázaro, que acoge en su interior a varios enfermos de la terrible lepra. Allí yace una pobre mujer, muy enferma; se llama Tecca. Nadie la cuida; más bien la evitan. Pero acude en su ayuda Santa Catalina, la acaricia, la lava, le da de comer, y la mujeruca, que no sale de su asombro, se deshace en agradecimiento.
0 Comments
Marcel Marceau, el gran artista del mimo, había concluido su espectáculo entre interminables ovaciones de un público entusiasmado. Ya instalado en el camerino, sudoroso y fatigado, se dedicaba a ir eliminando hasta el último resto del maquillaje que le cubría el rostro. Fuera, ante la puerta, guardaban cola un serie de admiradores y varios periodistas, a la espera de poder conversar un poco con el famoso personaje. Y de pronto, vieron a una viejecita, que salía de no se sabe dónde, avanzando lentamente con la ayuda de un bastón. Abrió la puerta del camerino sin preocuparse de llamar y sin pensar un instante en todos los que aguardaban su oportunidad de pasar, y penetró en el interior. Refiere uno de los periodistas, que lo que presenció desde fuera, que la anciana llegó hasta el artista y se limitó a decir:
|
Archivos
April 2014
Categorías
All
|