En una aldea lejana y montaña adentro vivía una familia de campesinos cuya labor de la tierra era muy pesada ya que el agua para regar sus sembradíos se encontraba un poco lejos de su rancho. Cada día el granjero camina cerca de media hora a un pozo cercano donde el extraía el agua. Dos baldes eran su compañía inmediata para traer agua a sus sembradíos. Uno de los baldes era optimista, el otro era negativo y pesimista. Un día los dos baldes platicaban acerca de su existencia y uno de ellos dijo: “No hay vida tan desilusionante como la mía, dijo el balde vacío mientras se aproximaba al pozo: “ Siempre me alejo lleno, pero regreso a este pozo vació”.
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Un joven turista se encontraba en las playas de Cancún y era la primera vez que subiría en un paracaídas jalado por una lancha. Si conoces la playa, sabes que los lancheros prestan ese servicio, que consiste en que un paracaídas es amarrado por una cuerda a una lancha.
Entonces, la lancha inicia su recorrido mar adentro, con el turista sujeto al paracaídas con un arnés. Este corre con el paracaídas en la playa por unos instantes, hasta el momento en que el turista despega los pies del suelo, el paracaídas se eleva hasta el cielo y la persona junto con él. Aunque millones de personas celebran el nacimiento de Cristo, pocas parecen ser conscientes de su verdadero significado.
Reconocemos que su nacimiento fue inusitado porque nació de una virgen. Su vida también fue singular porque fue el único que vivió sin pecar. Su muerte también fue inusual. Jesús no fue un mártir. No fue una víctima de circunstancias desafortunadas que moría por una causa digna. Tampoco dio su vida para dar un buen ejemplo. En la novela de Julio Verne "La isla misteriosa", se habla sobre cinco hombres que se escapan de un campo de prisioneros de una Guerra Civil mediante el robo de un globo. Al elevarse en el aire se dan cuenta que el viento los lleva hacia el océano. Mientras observan cómo la tierra firme desaparece en el horizonte, se preguntan cuánto tiempo logrará permanecer el globo en el aire.
A medida que pasan las horas y el globo se aproxima a la superficie del océano, los hombres deciden que deben arrojar algo pesado a bordo porque no tienen forma de calentar el aire del globo. A regañadientes, arrojan zapatos, abrigos y armas, y los preocupados viajeros sienten que su globo se eleva. Pedro el Grande gobernaba desde un palacio lleno de algunas de las más exquisitas obras de arte producidas en el mundo de ese tiempo. Sin embargo, cuando meditaba en el amanecer, se preguntaba cómo era posible que los hombres fueran tan tontos que no se levantaran todas las mañanas para contemplar una de las escenas más gloriosas del universo.
“Se deleitan”, dijo, “mirando un cuadro, el trabajo insignificante de un mortal, y a la vez descuidan uno pintado por la mano de la Deidad misma. Por mi parte, voy a hacer que mi vida sea lo más larga que pueda, y por eso voy a dormir lo menos posible”. El bebé se encontraba acostado en el hospital para poder respirar. Tenía neumonía, lo cual hacía que para su pequeño cuerpo de ocho meses de edad, permanecer vivo fuera una lucha. Los médicos, los enfermeros y la familia pelearon para salvar la vida de este débil bebé.
Algunas personas dicen que él nunca debió haber llegado a los ocho meses. Otros dicen que este querido niño no debió haber nacido, o que debieron haberlo dejado morir después que nació. Había un hombre muy precavido que
Aquel que nunca se rió ni jugó; el nunca se arriesgó, ni nunca intentó nada, el nunca cantó u oró. Y cuando un día murió, el seguro de vida se negó a pagar, porque, como nunca había vivido, ¡dijeron que no había muerto! En una ocasion en la carrera de los 100 mts con obstaculos de las olimpiadas de 1980, salieron los 8 competidores.
El numero 5 tiro el primer obstaculo, luego el segundo y el tercero; su desesperacion fue tanta que no pudo saltar totalmente el cuarto y tropezando y cayendo pesadamente. Desde el suelo vio a los demas alejarse, sin embargo se puso en pie y continuo la carrera; se dio cuenta de que su rodilla sangraba y que su pierna no tenia la fuerza necesaria por el golpe, pero aun continuo; tropezando mas adelante con otro obstaculo y cayendo nuevamente. Un joven que iba en silla de ruedas entró a la biblioteca, acompañado de su maestra. Ésta me preguntó si yo, como bibliotecario, podría recomendarle al muchacho algún libro acerca de personas que hubieran superado un impedimento físico.
- Él sufrió un accidente automovilísticco hace un año y los médicos opinan que tal vez no vuelva a caminar. – Me explicó. "Tengo mil cosas que hacer, me tengo que apurar...", y mientras decía rápido una oración, salí de mi casa corriendo.
Durante el día no tuve tiempo de escuchar a los demás, no tuve tiempo de detenerme con quien me necesitaba... Demasiadas cosas que hacer, esta era mi queja constante. Y así, sin darme cuenta tuve tiempo de morir y cuando ante el Señor me presenté en sus manos un libro tenía, el libro de la Vida. Miró con tristeza en él y me dijo: "Tu nombre no puedo encontrar, alguna vez lo iba a escribir pero nunca tuve tiempo". |
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April 2014
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