“Pero si sólo bebo con la punta de los labios, y además estoy más abajo y por eso no te puedo enturbiar el agua que tienes allá arriba”.
Viéndose el lobo burlado, insistió: “El año pasado injuriaste a mis padres”.
Miraba un lobo a un cordero que bebía en un arroyo, e imaginó un simple pretexto a fin de devorarlo. Así, aún estando él más arriba en el curso del arroyo, le acusó de enturbiarle el agua, impidiéndole beber. Y le respondió el cordero: “Pero si sólo bebo con la punta de los labios, y además estoy más abajo y por eso no te puedo enturbiar el agua que tienes allá arriba”. Viéndose el lobo burlado, insistió: “El año pasado injuriaste a mis padres”.
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Hacía varios años que los cuatro hermanos no estaban juntos y el aire estaba salpicado de risas al compartir con sus familias las anécdotas de la niñez. Los tres hermanos mayores contaban una tras otra, las peripecias y los problemas sufridos por haber compartido la misma habitación. También hablaron de los juegos y las bromas que se hacían y las innumerables peleas que habían tenido de chicos. Pero nada podía superar las historias de Andrea, la “hermanita menor". |