En el funeral, sus hijos se levantaron uno a uno para contar historias sobre su padre, y pronto nos dimos cuenta de un tema recurrente: que su rasgo más notable era su disposición de servir a otros, sin importar la necesidad. Él era una de esas personas que siempre estaba dispuesta a tender una mano: hacer mandados y trabajillos, o llevar a alguien a casa en su auto. Una de sus hijas mencionó que a todo lugar que iba, siempre llevaba en su maletero del auto una caja de herramientas y ropa de trabajo, por si acaso alguien necesitaba que le arreglara algo.
Kevin cuenta la historia de un querido amigo y hermano de la iglesia que falleció después de una larga vida de amor y servicio.
En el funeral, sus hijos se levantaron uno a uno para contar historias sobre su padre, y pronto nos dimos cuenta de un tema recurrente: que su rasgo más notable era su disposición de servir a otros, sin importar la necesidad. Él era una de esas personas que siempre estaba dispuesta a tender una mano: hacer mandados y trabajillos, o llevar a alguien a casa en su auto. Una de sus hijas mencionó que a todo lugar que iba, siempre llevaba en su maletero del auto una caja de herramientas y ropa de trabajo, por si acaso alguien necesitaba que le arreglara algo.
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El retorcido sauce mantuvo su vigilia en nuestro patio durante más de 20 años. Proveyó sombra a nuestros cuatro hijos mientras jugaban en el patio, y albergue a las ardillas del vecindario.
Pero cuando llegó la primavera y el árbol no despertó de su sueño invernal, había llegado la hora de derribarlo. Trabajé en ese árbol durante una semana todos los días, primero para tumbarlo y luego para cortar dos décadas de crecimiento en pedazos manejables. Me dio mucho tiempo para pensar en los árboles. El Motivador Steve Chandler reportero de deportes en 1976 entrevisto a un Fisicoculturista y aspirante a actor llamado Arnoldo Schwarzenegger. Chandler recuerda que le preguntó: \” Hacia donde te diriges y cual es una de tus metas\”. Con una voz calmada Schwarzenegger respondió: \” Camino hacia la meta de ser el Actor número 1 de Hollywood. Para ese entonces su imagen no prometía mucho. Su acento Austriaco y su figura monstruosa no prometía mucha aceptación de las audiencias futuras. Steve se lo trató de decir y Arnoldo le respondió. Para llegar a esa meta estoy usando el mismo método que usé en el fisicoculturismo y este método consiste en: Crear una visión de si mismo y de lo que quieres ser y entonces comenzar a vivir dentro de esa pintura mental como si eso fuera verdad. Esto suena ridiculamente simple, pero dentro de esa simpleza, Schwarzenegger caminó y llegó a ser no solo un artista reconocido mundialmente sino ahora gobernador de California.
En una aldea lejana y montaña adentro vivía una familia de campesinos cuya labor de la tierra era muy pesada ya que el agua para regar sus sembradíos se encontraba un poco lejos de su rancho. Cada día el granjero camina cerca de media hora a un pozo cercano donde el extraía el agua. Dos baldes eran su compañía inmediata para traer agua a sus sembradíos. Uno de los baldes era optimista, el otro era negativo y pesimista. Un día los dos baldes platicaban acerca de su existencia y uno de ellos dijo: “No hay vida tan desilusionante como la mía, dijo el balde vacío mientras se aproximaba al pozo: “ Siempre me alejo lleno, pero regreso a este pozo vació”.
Un granjero fue un día a sus establos a revisar sus bestias de carga: entre ellas se encontraba su asno favorito, el cual siempre estaba bien alimentado y era quien cargaba a su amo.
Junto con el granjero venía también su perrita faldera, la cual bailaba a su alrededor, lamía su mano y saltaba alegremente lo mejor que podía. El granjero revisó su bolso y dio a su perrita un delicioso bocado, y se sentó a dar órdenes a sus empleados. La perrita entonces saltó al regazo de su amo y se quedó ahí, parpadeando sus ojos mientras el amo le acariciaba sus orejas. Un anciano león, incapaz ya de obtener por su propia fuerza la comida, decidió hacerlo usando la astucia. Para ello se dirigió a una cueva y se tendió en el suelo, gimiendo y fingiendo que estaba enfermo. De este modo, cuando los otros animales pasaban para visitarle, los atrapaba inmediatamente para su comida.
Habían llegado y perecido ya bastantes animales, cuando la zorra, adivinando cuál era su ardid, se presentó también, y deteniéndose a prudente distancia de la caverna, preguntó al león cómo le iba con su salud. En la Edad Media enviaron un hombre a una obra de construcción en Francia para ver cómo se sentían los obreros por su trabajo. Se dirigió al primer obrero y le preguntó: ¿Qué estás haciendo?
El hombre estalló de la ira: ¿Es ciego? Estoy cortando estas terribles piedras con herramientas primitivas y las amontono como me indica el jefe. Estoy sudando bajo el ardiente sol. Me duele mucho la espalda. Estoy aburrido. ¡No gano casi nada! XXVII domingo Ordinario. Ciclo C
6 de octubre del 2013 Hab 1,2-3; 2,2-4 / Sal 94 / 2 Tim 1,6-8.13-14 / Lc 17,5-10. En todas las etapas de la Historia, y en nuestro mundo sucede también, que el hombre cuando ve lo que sucedió en tiempos de Habacuc: “asaltos y violencias; rebeliones y desórdenes”, se pregunta: ¿Si Dios es bueno por qué permite que sucedan estas cosas? Parece que la conclusión lógica fuera, o que El no es bueno o, peor aun, que no existe. Tengo un primo que es ministro bautista. En el transcurso de nuestra niñez, sólo nos veíamos un par de veces al año. Ahora, nos vemos menos aún.
Hace algunos años, luego de mucho tiempo sin vernos, de pronto empecé a pensar en él y su familia. Simplemente no podía quitármelos de la mente. Y por alguna razón, me sentía obligado a enviarle un cheque por $100. Lo pensé durante varios días e hice varios viajes inconclusos a la oficina de correos. Finalmente lo envié con una carta diciendo que esperaba no haberle ofendido, pero que creía que el Señor quería que hiciera eso. Según cuenta la leyenda, un misionero cayó de un barco mientras navegaba en alta mar y fue arrastrado por el agua hasta la orilla de una remota villa de nativos. Personas de la villa lo encontraron y lo cuidaron y curaron ya que estaba casi muerto por la falta de comida y de agua fresca. Vivió entre ellos durante veinte años, adaptándose a su estilo de vida y forma de trabajo. No predicó sermones, ni tampoco les inculcó su fe. Tampoco les leyó ni recitó las Escrituras.
No obstante, cuando alguien se enfermaba, él se sentaba con el enfermo, a veces durante toda la noche. Cuando estaban hambrientos, les daba de comer. Cuando se sentían solitarios, les ofrecía un oído para escucharlos. Enseño al ignorante y siempre estuvo al lado del que se había equivocado. |
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