Extendió su mano y el joven la tomó firmemente con las suyas, transmitiéndole un mensaje de aliento. La enfermera trajo una silla al lado de la cama. Toda la noche el joven estuvo sentado sosteniendo la mano del anciano y dándole suaves palabras de esperanza. El moribundo no decía nada y mientras se sostenía firmemente de su hijo.
La enfermera acompañó a un joven cansado y ansioso hasta la cama de un hombre mayor. Su hijo está aquí, le susurró al paciente. Tuvo que repetir esas palabras varias veces antes que los ojos del paciente se abrieran. Estaba bajo los efectos de un fuerte sedante debido al dolor por su ataque al corazón, y veía confusamente al joven parado en el exterior de su carpa de oxígeno.
Extendió su mano y el joven la tomó firmemente con las suyas, transmitiéndole un mensaje de aliento. La enfermera trajo una silla al lado de la cama. Toda la noche el joven estuvo sentado sosteniendo la mano del anciano y dándole suaves palabras de esperanza. El moribundo no decía nada y mientras se sostenía firmemente de su hijo.
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XV domingo Ordinario. Ciclo C
14 de Julio del 2013 Dt 30,10-14 /S 68 / Col 1,15-20 / Lc 10,25-37. En una humanidad herida como la nuestra; herida por la injusticia contra los débiles; medio muerta por leyes contra la vida, la ecología, la dignidad de las personas y las guerras absurdas e inútiles; en una humanidad así ¿quién no ha pasado junto a alguien que yace a la orilla del camino? Estamos tirados ante las miradas indiferentes de muchos; y Jesús el Buen Samaritano pasa junto a nosotros para curar las llagas que dejó la sin razón de quienes hieren, roban, matan y siguen su camino, como aquellos personajes de la parábola, sin inmutarse ante el dolor que dejan atrás de sí. XIV domingo Ordinario. Ciclo C
7 de Julio del 2013 Is 66, 10-14c / Sal 65 / Gál 6,14-18 / Lc 10,1-12.17-20 -¡Peregrinos alegres, garantía de victoria segura!- Caminamos hacia la Jerusalén celestial, el cielo nos espera y mientras nos movemos no avanzamos como caravana de entristecidos sino como creyentes gozosos. El gozo parece atravesar transversalmente la liturgia de hoy; así lo expresamos desde la oración colecta: -“danos ahora una santa alegría y después la felicidad eterna”, hasta el gozo de los 72 discípulos que regresaron después de su primera misión con el corazón ilusionado porque en el nombre de Jesús se les sujetaban los demonios”. El salmo 65 que proclamamos nos invita a reconocer y publicar lo que El Señor ha hecho con nosotros. Cuando comentamos las bendiciones que nos hace Dios impulsamos a los demás a confiar y pedirle más; que al fin tiene corazón de Padre lleno de ternura o de madre que nos consuela y acaricia en sus rodillas. (1ª lect.) Un día, un hombre sabio y piadoso clamó al cielo por una respuesta. El hombre aquel encabezaba un grupo de misioneros que oraban por la paz del mundo, para lograr que las fronteras no existieran y que toda la gente viviera feliz.
La pregunta que hacían era: ¿Cuál es la clave, Señor, para que el mundo viva en armonía? Entonces, los cielos se abrieron y después de un magnifico estruendo, la voz de Dios les dijo: Comodidad Una noche, a las 11:30 p.m., una mujer afro-americana de edad avanzada estaba parada en una autopista de Alabama, tratando de soportar una fuerte tormenta. Su carro se había descompuesto y necesitaba desesperadamente que la llevaran a su casa.
Cierta noche, un hombre vino a nuestra casa y me dijo:
- Hay una familia con ocho niños. No han comido durante días. Tome algunas provisiones y fui a verlos. Cuando llegue con esa familia, vi las caras de los niños desfiguradas por el hambre. No se reflejaba ninguna aflicción ni tristeza en sus caras, solo el profundo dolor del hambre. Un padre llevó a su hijito a un largo paseo por el bosque. Como era pequeño, le llevó sobre sus hombros por mucho rato. Luego le puso de pie y le dijo que tendría que caminar hasta la casa. Al rato el pequeño lloraba porque estaba muy cansado, demasiado cansado para dar un paso más.
Hace algunos años, en las Olimpíadas especiales de Seattle, nueve concursantes, todos física o mentalmente discapacitados, estaban preparados en la línea de partida de los 100 metros planos; con el disparo salieron, no exactamente a una carrera, sino al disfrute de correr, llegar al final y ganar, todos ellos, excepto un pequeño muchacho que se cayó aparatosamente en el asfalto y comenzó a llorar.
Un joven que vio cómo un alacrán se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó. Por la reacción al dolor, el jóven lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose.
El jóven intentó sacarlo otra vez, y otra vez el alacrán lo picó. En cierta ocasión, un reportero le preguntó a un agricultor si podía divulgar el secreto de su maíz, que ganaba el concurso al mejor producto año tras año. El agricultor confesó que se debía a que compartía su semilla con los vecinos.
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April 2014
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