4 de Agosto de 2013
Ecl 1,2;2,21-23 / Sal 89 / Col. 3, 1-5.9-11 / Lc 12, 13-21.
El trabajo bien hecho realiza, ennoblece y santifica a quien lo hace.-
Cuando el quehacer diario lo cumplimos sólo por el sueldo; porque nos ayuda un poco para aportar a la familia y tener el pan diario, olvidándonos de hacerlo bien por Dios y santificarnos mediante la perfección humana y sobrenatural con que lo hagamos, le quitamos su finalidad más alta.-