Un suceso me trajo a la memoria enseguida la leyenda bretona que recogí, que trata de cómo es el corazón de las madres, y pensé, lógicamente, en el de Santa María, la mejor de todas. Ocurrió cuando un sacerdote, que había ejercido el ministerio hace muchos años en un pueblín de Asturias, allá por el concejo llamado de Teverga, charlaba con una antigua feligresa sobre una determinada mujer. La pobre vivía sola con un hijo enfermo mental, quien alguna vez llegaba a propinar a la buena madre más de un golpe. Un día le arreó una auténtica paliza, hasta el punto de que el vecindario pidió que vinieran de Oviedo con una ambulancia y se llevaran a aquel energúmeno al manicomio. Cuando los loqueros se hicieron cargo del muchacho, la mujeruca, todavía ensangrentada y magullada por los golpes recibidos, suplicaba a aquellos hombres:
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Al concluir el viaje y de regreso a casa el padre le pregunta a su hijo:- ¿Qué te pareció el viaje?
- ¡Muy bonito papá! - ¿Viste que tan pobre puede ser la gente? - ¡Si! La Ascensión del Señor. Ciclo C
12 de Mayo del 2013 Hch 1, 1-11 / Sal 46 / Heb9, 24-48; 10,19-23 / Lc 24, 46-53. Hay un lugar, cercano a Jerusalén, llamado el Monte Olivete, que se inunda de alegría desde la víspera de esta fiesta. Hoy es propiedad de musulmanes y para que los cristianos entren tienen que pagar para orar ahí un rato o para celebrar Misa. Es un edificio no grande, coronado por la media luna, y en la Ascensión de Nuestro Señor, en el atrio celebran griegos, armenios, coptos y latinos. Se mezclan la fe, la alegría y el folklor. Sólo una cosa los une a todos. Todo mundo mira hacia el firmamento; de aquí se alejó definitivamente Nuestro Señor al cielo; aquí terminó su vida terrena. Hubo, a través del tiempo, templos que fueron destruidos y vueltos a edificar, -hasta hubo una gran basílica en el S. IV, -lo cuenta S. Jerónimo, que estuvo ahí; - que tenía abierto el domo para que los peregrinos en sus plegarias, contemplaran el cielo, por el que Jesús ascendió y se les ocultó a los apóstoles porque una nube lo cubrió. Han cambiado muchas veces paredes, columnas, y altura o materiales de aquel edificio sagrado, pero el lugar, la colina y el cielo azul son los mismos. Un sabio maestro, contó a sus discípulos la siguiente historia:
“… Varios hombres habían quedado encerrados por error en una oscura caverna donde no podían ver casi nada. Pasó algún tiempo, y uno de ellos logró encender una pequeña tea. Pero la luz que daba era tan escasa que aun así no se podía ver nada. Al hombre, sin embargo, se le ocurrió que con su luz podía ayudar a que cada uno de los demás prendieran su propia tea y así, compartiendo la llama con todos, la caverna se iluminó”. Hola, quería contarte el día de hoy un ejemplo breve de lo que pienso de lo que Dios quiere de ti. Pero primero hay que trabajar nuestra imaginación. Imagina que eres un(a) niño(a) pequeño(a) de cómo unos 8 años que quiere jugar su deporte favorito. La verdad no se cual sea el tuyo pero imaginemos que es el beisbol. Bueno, eres un(a) niño(a) de cómo 8 años de edad y quieres jugar beisbol. Un día por la tarde, tu te acercas a tu padre y le dices ”Papá, me he decidido, quiero jugar beisbol”. Tu padre te ve con ojos de asombro y te dice, “¿Estas seguro(a)? El beisbol es un deporte que necesita mucha dedicación y esfuerzo…”. “Si papá,” respondes. Tu padre sonríe, feliz de ayudar a su pequeño(a).
En un museo en europa se esta presentando un cuadro que se llamaba “derrotado por el diablo”. El mismo consistia en un joven que estaba jugando ajedrez con el diablo y todo indicaba (por la cantidad de piezas en la mesa) que estaba perdiendo el juego. Todas las personas que veian la pintura decian lo mismo: “el diablo le va a ganar el juego”.
Durante la segunda guerra mundial era costumbre en los Estados Unidos que una familia que tuviera un hijo sirviendo en el ejercito colocara una estrella en la ventana frontal de su casa. Cuando esta estrella era dorada, entonces significaba que este había entregado su vida por su país.
Hace muchos años caminada un hombre con su hijo por las calles de Nueva York y al ver las ventanas llenas de estrellas preguntó a su papá sobre qué era esto, su padre le explicó lo que significaba y cómo estas familias que habían entregado un hijo por su país colgaban estas estrellas como un homenaje a sus sacrificios. Hace algunos años, en las Olimpíadas especiales de Seattle, nueve concursantes, todos física o mentalmente discapacitados, estaban preparados en la línea de partida de los 100 metros planos; con el disparo salieron, no exactamente a una carrera, sino al disfrute de correr, llegar al final y ganar, todos ellos, excepto un pequeño muchacho que se cayó aparatosamente en el asfalto y comenzó a llorar.
Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar el Aconcagua inició su travesía después de años de preparación pero quería la gloria para él solo, por lo tanto, subió sin compañeros. Empezó a subir y se le fue haciendo tarde y más tarde y no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo, y decidió llegar a la cima.
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April 2014
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