"El caballero pretende entrar en la polvareda cuajada de dos copiosísimos ejércitos en batalla.
Don Quijote, siempre dispuesto a prestar ayuda al desvalido y menesteroso, se pone del lado de Pentapolín, Rey de los Garamantas, contra el pagano Emperador Alifanfarón, pretendiente de la "fermosa y cristiana" hija de aquél.
Después del desaguisado -porque Don Quijote no da su brazo a torcer-, sin muelas, habla el caballero:
-Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro.
La moraleja es que hay seres humanos -sobre todo, los santos- que se distinguieron porque han realizado muchas más cosas que nosotros. "Que no es un hombre más que otro si no hace más que otro".