-Quiero matar al Demonio, porque es enemigo de Dios.
La anécdota es perfectamente verosímil, porque se parece bastante a aquel arranque de Teresa de Jesús y su hermano Rodrigo escapando de casa, todavía niños, dispuestos a ir a tierras de moros y morir mártires por amor a Cristo. Pasados los años, no le faltaron oportunidades de pelear con mayor denuedo y eficacia contra la acción diabólica. Seguramente se acordaría muchas veces de aquel primer lance de la infancia.