Sin saber lo que está haciendo el lobo empieza a cortar su propia lengua. El lobo entonces empieza a saciar su sed por sangre con su propia sangre. Su deseo perpetuo no se satisface hasta estar completamente muerto.
La tentación contra Dios está envuelta de la manera más atractiva, pero siempre contiene una hoja de cuchillo de destrucción mortal. -Ramond McHenry-