-No estoy muerto, hijos míos. Os estoy mirando, y espero que cada uno cumpla con su deber.
Así, cuando nuestras fuerzas flaquean y nuestros corazones están apesadumbrados, recordemos que nuestro Capitán no está muerto y nos dice: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”