El joven se debatió por algunos instantes hasta que el maestro lo dejó volver a la superficie. Después le pregunta qué cosa había deseado más mientras estaba debajo del agua.
Muchas veces olvidamos que tenemos el aire y cuanto dependemos de él hasta que nos hace falta. Es igual con Dios, gran cantidad de personas simplemente ignoran su necesidad y hasta su existencia hasta que se ven con el “agua hasta la cabeza”
Por eso te pregunto, así como deseabas el aire cuando estabas bajo el agua,”¿Deseas a Dios de la misma manera?”, “Si lo deseas así, lo encontrarás. Pero si no tienes esta sed ardiente, de nada te servirán tus esfuerzos y tus libros. No podrás encontrar a Dios, si no lo deseas como el aire para respirar”.