Tú Dios que plenamente se nos das dedo de la mano paternal, eres tú la promesa que el Padre nos dio; tu palabra enriquece hoy nuestro cantar. Los sentidos tendrás que iluminar, nuestro corazón inflamarás y nuestro cuerpo frente a toda tentación con tu fuerza constante ven a reafirmar. Aparte de nosotros la opresión tu paz danos pronto, sin tardar; y, siendo tú nuestra guía, nuestro conductor, evitemos así cualquier error o mal. Danos a nuestro Padre conocer a Jesús, el Hijo comprender, y a ti Dios que procedes de tu mutuo amor te creemos con sólida y ardiente fe. Amén. |