Sin embargo, ésta es siempre una prueba que puede hacerse larga y difícil. Cuando los sufrimientos se prolongan, Dios nos enseña que existe una actitud decisiva y de fondo con la cual afrontar la enfermedad y es aquella de la fe. Jesús lo repite siempre a las personas que alivia: Tu fe te ha salvado. Inclusive de frente a la muerte, la fe puede hacer posible aquello que humanamente es imposible. ¿Pero la fe en qué cosa? En el amor de Dios.
Nos dice Benedicto XVI:
"Permanece como verdad que la enfermedad es una condición típicamente humana, en la que experimentamos fuertemente que no somos autosuficientes, sino que tenemos necesidad de los demás. En este sentido paradójicamente podemos decir que ¡la enfermedad puede ser un momento saludable en el cual se puede experimentar la atención de los demás y brindar atención a los demás!" BXVI
P. Noel Lozano