"En su sencillez, María es sapientísima: no duda del poder de Dios, pero quiere comprender mejor su voluntad, para conformarse completamente a esta voluntad. María es infinitamente superada por el Misterio, y sin embargo ocupa perfectamente el lugar que, en el centro del mismo, le ha sido asignado. Su corazón y su mente son plenamente humildes, y, precisamente por su humildad singular, Dios espera el ‘sí’ de esta muchacha para realizar su designio". BXVI
P. Noel Lozano