Evangelio según San Juan 10,27-30. Domingo 21 de Abril .En aquel tiempo dijo Jesús: Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno. Reflexión En los pueblitos de Italia es fácil encontrar la experiencia viva de este pasaje evangélico. Cuando los pastores van a hacer sus compras a las plazas, todos dejan sus ovejas en los mismos establos, como es lógico ya no es fácil reconocer cuáles son las de cada quien porque quedan todas mezcladas… pero esto que dice Jesús es tal cual: “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen”. |
Cuando los pastores regresan, hacen algún silbido o simplemente les dicen algo y las ovejitas van saliendo detrás del pastor que las llamó, pero sólo las suyas, las otras, las que no reconocen su voz o sus sonidos no le siguen. Una a una, entre las muchas ovejas que hay, las que pertenecen al pastor que llama, se abren paso entre todas y salen tras de él. Jesús toma situaciones reales de su entorno vital, esto lo vería Él en las poblaciones que recorría y trataría de usarlo en su predicación para explicarles a los suyos y hoy a nosotros que Él es el Buen Pastor, que cuida de nosotros con inmenso cariño y ternura pero que es importante que aprendamos a reconocer su Voz. En el mundo hay muchas voces, unas con gran fuerza se hacen más atractivas que otras, están cargadas de promesas de felicidad y bienestar… sí, hay muchas voces pero no podemos dividir nuestro corazón para que de a pedacitos siga unas y otras, tenemos que elegir sólo una y esa elección es vital porque nos involucra completamente. Si queremos reconocer la voz del Pastor Supremo tenemos que aprender a hacer silencio en medio de tanto bullicio, tenemos que afinar los oídos del alma porque su Voz a diferencia de las otras voces, es muy suave… se deja oír en la oración y en la atención permanente del corazón a su Presencia. Seamos ovejitas dóciles, sigamos a nuestro Pastor con la alegría de saber que un día nos llevará a los pastos eternos de la vida bienaventurada y eterna. Padre Guillermo Serra, L.C. | "Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen". |