Descomponen toda la grasa y el azúcar que comemos, e incluso mantienen intacta nuestra piel. Sin proteínas, literalmente nos derrumbaríamos.
Ahora imagínate la vida sin tu fe, sin Jesús. La fe puede impedir que las presiones de la vida te abrumen. La fe traspasa todas las influencias que encuentras cada día y te recuerda lo que realmente necesitas. La fe en Jesús te puede ayudar a mantener la entereza cuando todo se derrumba.
Tu fe en Jesús te puede ayudar a soportar el dolor de cualquier pérdida. No hay sustituto para ella. La fe en Él es lo que salva tu alma, sana tu corazón y mueve las montañas que parecen tan abrumadoras.
– TC “Extracto de Diario Universitario”