-Papá, ¿es el Diablo más grande que yo?
-Sí, hijo mío -dijo el papá.
-¿Es más grande que tú, papá?
El niño estaba muy sorprendido; pero pensó otra vez, y dijo: -¿Es más grande que Jesús?
-No, hijo mío -contestó el papá-, Jesús es más grande que él. El pequeñuelo al separarse dijo sonriendo:
-Entonces no le tengo miedo.