Ambos estábamos convencidos de tener la razón y que el otro estaba equivocado. La maestra decidió enseñarnos una lección muy importante. Nos trajo al frente de la clase y a él lo puso de un lado de su escritorio y a mí en el otro. En medio de su escritorio había un objeto grande, redondo. Yo, con claridad podía ver que era negro. Ella preguntó al niño de qué color era el objeto. “Blanco”, contestó.
La maestra me dijo que me fuera al lugar donde estaba el niño parado y a él le dijo que se parara donde yo había estado. Cambiamos de lugar y ahora me preguntó de qué color era el objeto. Tuve que contestar: “Blanco”. Era un objeto con dos lados dibujados de colores diferentes, y desde su punto de vista era blanco. Sólo desde mi lado era negro.
Mi maestra me dio una lección importante ese día: debes ponerte en los zapatos de la otra persona y ver la situación a través de sus ojos para comprender verdaderamente sus perspectiva.