Un jabalí se precipitó sobre él, y vengó con un golpe de sus colmillos una herida mucho tiempo atrás recibida.
Poco después el toro con sus cuernos lo corneó como a un enemigo.
Cuando el asno vio que la bestia enorme podría ser atacada impunemente, él lo pateó en su frente con sus talones.
Nada molesta más a los poderosos que ser humillados por los débiles.
Fábula de Esopo
Si bien a primera vista, la fábula de hoy pareciera enfocar la injusticia y el abuso del imposibilitado, en verdad nos recuerda la realidad de una justicia superior… la de Dios. Y es que todos necesitaremos dar cuenta de nuestros actos delante de Él… algunos antes y otros después.
El cómo utilizamos los recursos y talentos que Dios coloca en nuestras manos es asunto que debe ser enfrentado con sobriedad ya que algún día, al ser demandado de nosotros nuestra mayordomía terrenal, veamos a otros que, con muchísimo menos, sean felicitados por nuestro Señor con las preciosas palabras de la Escritura:
“Buen siervo fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré…”
Esa sería la más terrible humillación de aquellos que hemos sido bendecidos de este lado del cielo con tanto más que los demás. Pero no tiene porqué ser así… enmendemos nuestros caminos y seamos de bendición a los demás.