A través del espacio pasaban escenas de su vida.En cada escena se dejaban ver dos pares de huellas sobre la arena…Un par de huellas eran las suyas, el otro par eran las de Cristo.
El Señor contestó: “¡Mi amada y preciosa criatura! te amo infinitamente y nunca jamás te dejaré en tiempos de tribulaciones y sufrimientos. Donde ves en tu senda solo un par de huellas, son las mías cuando te llevaba en mis brazos.”
Hebreos 13:5
Sean las costumbres vuestras sin avaricia; contentos de lo presente; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.