El hombre intentó varias cosas para hacerlos entrar en el granero. Hizo un caminito de migas de pan para guiarlos. Dio vuelta por detrás de donde estaban los pájaros para ver si los podía espantar en dirección al granero. Nada dio el Resultado esperado. Él, una enorme criatura extraña, los aterrorizaba; los pájaros no podían entender que él estaba tratando de ayudarles.
El hombre de campo se retiró a su casa y observó a los condenados gorriones a través de su ventana. Mientras los observaba, un pensamiento le llegó de repente: “¡Si tan sólo pudiera convertirme en un pájaro, ser uno de ellos por un momento! Entonces no los asustaría. Les podría mostrar el rumbo hacia el calor y la seguridad.”
Y casi al mismo tiempo, otro pensamiento le golpeó con gran fuerza. Entendió la razón por la que Jesús había nacido.
Ahora es tu turno, ya tienes la condición de ser humano, continúa la obra que Jesús comenzó y muéstrale a otros el rumbo correcto, el calor y la seguridad que sólo el Padre celestial puede dar.