Evangelio según San Juan 8,1-11. Domingo 16 de Marzo Jesús fue al monte de los Olivos. Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y comenzó a enseñarles. Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos, dijeron a Jesús: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. |
Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?". Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo. Como insistían, se enderezó y les dijo: "El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra". E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo. Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí, e incorporándose, le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Alguien te ha condenado?". Ella le respondió: "Nadie, Señor". "Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante". Reflexión ¡Que grande es tu amor y misericordia por nosotros los pecadores Señor! En el evangelio de hoy se muestran unos fariseos y escribas que ponen a prueba a Jesús, pero se les olvida que frente a ellos no sólo hay un Hombre, sino también está Dios. Es por esa razón que Jesús muestra que sólo él tiene la autoridad para juzgar los corazones de los hombres y su forma de hacer juicio es muy diferente a la justicia que nosotros hemos definido y tomamos como normal. Jesús aborrece el pecado, pero a la vez ama a cada una de personas y por eso perdona las faltas y ordena una vida de conversión para no pecar más. ¡Es justo y amoroso a la vez! En estos tiempos de Cuaresma, la Palabra de Dios nos hace ver que tenemos que predicar con el ejemplo. En muchas situaciones nos va tocar ser quien juzgue, pero al final el amor debe de sobreponerse a todo. ¿Cuántas veces tenemos que corregir a nuestro prójimo por una falta que cometió? Así que cuando nos toque, debemos dejar la puerta abierta al amor, a la reconciliación y al perdón. El día de hoy reconozcámonos pecadores y necesitados de la misericordia infinita de Dios. Recordemos siempre que cuando nos toque juzgar, lo haremos con justicia, pero también con amor, así como Dios nos juzgará en su momento a nosotros. ¡Dios te bendice! Bernardo Daniel Treviño Caballero Coordinador de Creando Conciencia | "El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra." |