Evangelio según San Juan 7, 40-53 Sábado 16 de marzo En aquel tiempo, algunos de los que habían escuchado a Jesús comenzaron a decir: "Este es verdaderamente el profeta". Otros afirmaban: "Este es el Mesías". Otros, en cambio, decían: "¿Acaso el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá de la familia de David, y de Belén, el pueblo de David?" Así surgió entre la gente una división por causa de Jesús. Algunos querían apoderarse de él, pero nadie le puso la mano encima. |
Los guardias del templo, que habían sido enviados para apresar a Jesús, volvieron a donde estaban los sumos sacerdotes y los fariseos, y éstos les dijeron: "¿Por qué no lo han traído?" Ellos respondieron: "Nadie ha hablado nunca como ese hombre". Los fariseos les replicaron: “¿Acaso también ustedes se han dejado embaucar por él? ¿Acaso ha creído en él alguno de los jefes o de los fariseos? La chusma ésa, que no entiende la ley, está maldita". Nicodemo, aquel que había ido en otro tiempo a ver a Jesús, y que era fariseo, les dijo: “¿Acaso nuestra ley condena a un hombre sin oírlo primero y sin averiguar lo que ha hecho?" Ellos le replicaron: “¿También tú eres galileo? Estudia las Escrituras y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta". Y después de esto, cada uno de ellos se fue a su propia casa. Reflexión El problema de los fariseos era que ellos tenían su idea ya fija del “modelo" de Mesías que necesitaban y de cómo debía ser el mesías, según “su" interpretación de las Escrituras. Y resultó que era totalmente diferente. Jesús era un hombre lleno de libertad, de amor para todos: amigos y enemigos, extranjeros y propios. Un hombre que hablaba de reconciliación, no de odio; de humildad, no de poder; de paz y no de guerra. Su vida se convertía así en una forma diferente de comprender a Yavéh, no como el Dios de las victorias, sino como PADRE. Esta visión no cuadraba con sus ambiciones de poder, de riqueza, de prepotencia; por tanto, había que quitarlo de en medio. Hoy pasa lo mismo en muchos de nuestros cristianos, que esperan un “mesías" que cuadre con sus “necesidades", que venga a realizar sus expectativas. Hermanos, Jesús es el Mesías enviado por Dios para dar vida y libertad a nuestras vidas; para dejar atrás los formalismos estériles, para conducir nuestra vida por el camino del amor y de la reconciliación; para llevarnos a experimentar el amor dulce y poderoso del Padre del cielo y finalmente introducirnos en el Reino de los cielos. Si ésta no es la expectativa de Jesús para tu vida. ¡Cámbiala!, y acepta a Jesús como lo que realmente es: “El Hijo de Dios vivo". Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús. Pbro. Ernesto María Caro | "¿Acaso el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá de la familia de David, y de Belén, el pueblo de David?" |