A la salida todavía hubo un poco de sorna:
-¿Y qué, te ha dicho algo?
Pero mi conocido tiene "cintura", y contestó al instante:
-Pues sí; me ha dicho que te espera.
Es curioso. Del tema no se volvió a hablar, pero el rejón, como se dice en ambientes taurinos, había quedado dentro, bien clavado. Este hombre ya no se pudo ese día, ni en los sucesivos, quitarse de la cabeza lo de "me ha dicho que te espera". Y acabó por concertar una cita con un sacerdote para tratar sobre la marcha de su vida hasta ese momento. Qué sé yo: son cosas de la gracia divina...
Fuente: ANÉCDOTAS Y VIRTUDES, III. JULIO EUGUI