Cfr. A. Frossard, "No olvidéis el amor". La pasión de Maximiliano Kolbe
Maximiliano Kolbe, el mártir de la caridad (cfr. anécdota n. 27), en su época de misionero en Japón se encontraba gravemente enfermo del pulmón; sufría accesos de fiebre y terribles jaquecas, pero aguantaba a pie firme y proseguía su trabajo. Le habían aconsejado ingresar en un sanatorio, sin embargo él pensaba que, puesto que no tenía cura, lo mejor era emplear el tiempo que le quedaba en trabajar; de ésta madera sólida estaba hecho Kolbe. Con todo, escribe un día a sus compañeros de Polonia y confiesa: "Me asusta el sufrimiento (...). Pero también Jesús tuvo miedo en Getsemaní: este pensamiento me consuela". Hay momentos en que se siente morir: a veces, por la noche se ahoga y nota que apenas le late el corazón. Cuando despierta al día siguiente, se reanima y piensa: "María no me ha llamado aún". Y vuelve al trabajo con auténtico espíritu de conquista. Cfr. A. Frossard, "No olvidéis el amor". La pasión de Maximiliano Kolbe
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