En la capilla del hospital había una rosa pintada llena de espinas que representaba el sufrimiento que crece en el amor y una imagen de Cristo mutilado de brazos y de piernas, ante el que los leprosos rezan una bella oración que data del siglo XIV: "Cristo no tiene manos porque tiene las nuestras, no tiene pies, porque tiene los nuestros, para guiar y conducir a los hombres a su camino".
Visitaba Juan Pablo II una leprosería por tierras brasileñas. Procuró dar ánimos a aquellos enfermos y moverlos a la esperanza: "Vuestra enfermedad es una cruz, pero no una ciega fatalidad. El sufrimiento puede convertirse en un principio de gracia y salvación". En la capilla del hospital había una rosa pintada llena de espinas que representaba el sufrimiento que crece en el amor y una imagen de Cristo mutilado de brazos y de piernas, ante el que los leprosos rezan una bella oración que data del siglo XIV: "Cristo no tiene manos porque tiene las nuestras, no tiene pies, porque tiene los nuestros, para guiar y conducir a los hombres a su camino". Cfr. P. Gómez Borrero, Juan Pablo, amigo. La vida cotidiana en el Vaticano
0 Comments
Leave a Reply. |
Archivos
April 2014
Categorías
All
|