-Rosa, pero qué joven estás, qué bien te conservas.
-Muchas gracias, pero lamento no poder decir lo mismo de ti. Estás que das pena.
Y la otra prefirió dejarse de cortesías y poner las cosas en su sitio:
-Pues miente, miente como yo.
Cfr. J. Sanz Rubiales, Medios de comunicación: aprender a ser críticos