Mientras dormía, narra la leyenda, ocurrió algo extraordinario. Un ángel bajó del Cielo, cogió las herramientas de Bertram y empezó a trabajar. Para ello se hizo con la vieja madera de roble que andaba medio tirada en un rincón. Al final quedó terminada la imagen. Bertram, según despertó y la vio, quedó maravillado. Luego refirió al abad el prodigio, y éste le hizo el siguiente comentario:
-Mira, Bertram, el Señor quiere que hagamos lo posible y con los medios de que disponemos. Y que no soñemos con lo que haríamos si tuviéramos otros o si nos encontráramos en mejor situación. ¿Entendido?
Cfr. A. Flichner, Venid niños y escuchad