-¡Démonos prisa todo lo posible, porque en el reloj ya van dando las veintitrés!
El contraste lo ofrece poco después el Papa Clemente XI. Nada más ser elegido Romano Pontífice, advierte a su familia:
-Tened en cuenta que habéis perdido a vuestro pariente: ya no tenéis en mí sino al padre común, como el resto de los fieles.
Les prohibió incluso que aceptaran donativos con motivo del parentesco con el Papa. Y él, personalmente, distribuyó casi todos sus bienes entre los pobres.
Cfr. C. Castiglioni, Historia de los Papas