La periodista norteamericana Dorota Thomson, una persona poco comprometida políticamente y que no pertenece a una confesión religiosa concreta, ha escrito que de los resultados de entrevistas hechas a numerosos prisioneros que salvaron la vida en el horroroso campo de concentración de Dachau se desprende algo muy significativo. Ella hacía a todos la misma pregunta: "En medio de aquel infierno que era la vida en Dachau, tan privada de humanidad, tan brutal y envilecedora ¿quién conservó más largamente la propia humanidad y salud mental? ¿Quiénes, olvidándose de la propia miseria y humillación, sirvieron a los demás hombres que sufrían aquel sistema diabólico? ¿Quiénes mantuvieron la propia identidad, la propia dignidad y esperanza... cuando los demás desaparecían de este mundo perdiendo la confianza y la vida?" La respuesta fue siempre la misma: "Los sacerdotes católicos". El Cardenal americano Wright escribía al Primado de Polonia, el heroico Wyszynski: "Ellos conocían la razón por la que se encontraban allí. Sabían que quedaría sólo su testimonio, su dedicación, su vocación. Sabían que todos esperaban ese testimonio". Cfr. K. Majdanski, Un obispo en los campos de exterminio
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