-¡A que no sabéis cómo son los ojos de la Virgen! Yo si lo sé.
-¿Es posible que no lo sepáis, estudiantes? Venga, vamos a rezar una Salve.
Continuó el desconcierto, pero no se atrevieron a llevarle la contraria y optaron por recitar la oración en compañía de su interlocutor. Y al llegar a "vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos", el anciano hizo un gesto para que se detuvieran:
-¡Alto ahí! ¿Os dais cuenta? Los ojos de la Virgen son ojos "misericordiosos"...