-¡Ah! ¿Sí? ¿Qué nombre le vas a poner?
La niña no tenía la menor duda:
-Hugo.
-¿Por qué Hugo?
-Porque es un nombre perfecto para un Custodio.
Ante tanto convencimiento, preguntó la madre:
-¿Sí? ¿Por qué?
Y Alexia, con el mismo tono de seguridad y firmeza, contestó:
-¡Es evidente!
Pero la madre no veía la evidencia por ninguna parte. Tampoco insistió más en el asunto. Lo que es sabido es que Alexia siempre llamó Hugo a su Ángel Custodio. Después de su muerte, sus padres buscaron una biografía de San Hugo, obispo francés, por si allí había alguna pista. Supieron entonces que San Hugo había sido pastor y que toda su vida había tenido que luchar contra el Demonio. ¡Realmente era un buen nombre para un Custodio!
Cfr. M.A. Monge, Alexia