Evidentemente, que amemos a los demás por Dios incluye ya amar al hombre por él mismo: por su dignidad de ser creado a imagen y semejanza de Dios y por haber sido redimido por Jesucristo.
Fuente: ANÉCDOTAS Y VIRTUDES, III. JULIO EUGUI
Hay quien piensa que la caridad cristiana -sobrenatural por el fin y por el origen- equivale a amar al prójmo por razones meramente extrínsecas, como si el prójimo no fuera en sí mismo amable. Cuentan que una dama de la alta sociedad -lo refiere J. Hervada en El hombre y su dignidad en palabras de Mons. Escrivá de Balaguer, artículo publicado en "Fidelium Iura", nº 2, 1992- atendía en cierta ocasión a un enfermo pobre. Agradecido éste por las atenciones recibidas, mostró su gratitud a la señora con palabras emocionadas. Ella le cortó en seco: -No tiene que agradecérmelo; lo hago sólo por amor a Dios; usted no me importa nada. Evidentemente, que amemos a los demás por Dios incluye ya amar al hombre por él mismo: por su dignidad de ser creado a imagen y semejanza de Dios y por haber sido redimido por Jesucristo. Fuente: ANÉCDOTAS Y VIRTUDES, III. JULIO EUGUI
0 Comments
Leave a Reply. |
Archivos
April 2014
Categorías
All
|