Recuerdo el caso de un universitario que durante el curso asistía diariamente a Misa y pasó unas cortas vacaciones, en su ciudad natal, donde hay un famosísimo santuario mariano. Al regreso le pregunté si también entonces había asistido a Misa todos los días, dijo que no; luego recapacitó y dijo: sí, una vez. Me llamó la atención esa "única" vez y me animé a preguntarle el motivo. "Es que se examinaba un primo mío del carné de conducir y fui a pedírselo a la Virgen". Y más curiosidad: "¿Y qué pasó?" . "Que suspendió", contestó. Casi me alegré, entiéndase, porque la Santa Misa, la Comunión, no es "sólo para eso" o tan "automático". Porque, sacando las cosas de quicio, podía decirle a su primo: yo voy a Misa y se lo pido a la Virgen y ni hace falta que hagas el examen, estás aprobado. F. Armenteros, Todo el día una Misa
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April 2014
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